DESARROLLO MOTÍVICO (I)

El motivo es una "célula" musical que tiene carácter melódico, rítmico e incluso armónico. Dicho motivo se puede subdividir en partes. Una unidad más pequeña que el motivo sería la figura musical.
Schönberg se refirió al motivo así: "Usado conscientemente, el motivo debe tener unidad, relación, lógica, coherencia, comprensión y fluidez". 
La sucesión de dos motivos (motivo y contra-motivo, o "pregunta-respuesta", o sujeto y contra-suero, etc...) da lugar a una semifrase, o una frase completa (en ambos casos marcadas por cadencias). Y así vamos construyendo el esqueleto melódico de una composición.

El desarrollo motívico, también llamado manipulación motívica, consiste en variar la estructura inicial del motivo en beneficio del desarrollo de nuestra composición. Esto cumple el requisito principal de toda música: repetición y variación.
En el período barroco, el desarrollo motívico alcanza cotas de magnificencia, utilizándolo como recurso principal en muchos tipos de composiciones contrapuntísticas. Un claro ejemplo sin las invenciones de Bach:

Posiblemente a muchos compositores que no les atraiga este estilo concreto no les interese llevarlo a tal nivel. Sin embargo, se trata de unos conceptos sencillos que nos van a permitir el desarrollo de nuestras composiciones de una manera coherente, bella, contrastante, y manteniendo el principio de repetición.
Pensemos que grandes obras posteriores al barroco se han basado en el desarrollo motívico. 

Características de un buen motivo

Por ejemplo la 5ª sinfonía de Beethoven se basa en un descomunal desarrollo del motivo inicial simple.


Por tanto, vamos explicar de forma separada diferentes maneras de trabajar con un motivo sólo en la melodía y después cómo aplicarlo a frases enteras.

Las características de un buen motivo las podemos encontrar en la 5ª de Beethoven:
Ritmo: es el punto más fuerte; tres notas anacrúsicas que desembocan en una nota larga en tiempo fuerte. Es importante fijarse en el silencio inicial de corchea, ya que el comenzar la melodía en parte débil es un factor definitorio aquí
Intervalos: hay sólo un intervalo, una tercera mayor hacia abajo. Normalmente la dirección del intervalo es más importante que la distancia exacta (el intervalo mismo) como iremos viendo.
Armonía: ambigua. Sólo hay dos notas: G y Eb. Podrían formar parte de un Cm o de n Eb. Esta ambigüedad da al motivo mayor flexibilidad.

Veamos otro ejemplo de un tema muy reconocible de Tiburón por John Williams.



Ritmo: con solo dos notas puede parecer que el ritmo no tiene grandes secretos. Pero es importante observar que la primera nota está en parte fuerte y la segunda nota se mueve hacia arriba. Inconscientemente, si moviéramos la cabeza al sonido del motivo, con la primera nota la bajaríamos y con la segunda la subiríamos. También observemos que la primera nota es más larga enfatizando esa parte fuerte. Otro de los aspectos por los que este motivo es recordado es por los silencios.
Intervalos: sólo hay una segunda menor ascendente. Esta distancia tan corta contribuye a crear el estado e tensión, a diferencia de otros intervalos más abiertos.
Armonía: dicho intervalo e segunda menor es armónicamente disonante. Como Mi es la primera nota en posición fuerte, se tiende a escuchar como tónica. El Fa natural (b2) nos hace sentir que estamos en un modo "oscuro" como el frigio o el locrio (que tienen b2).

Cómo escribir un buen motivo

El motivo no tiene por qué llegar por inspiración sobrenatural.
Una manera de buscar motivos es "jugar", tocar, y anotar lo que nos guste o llame la atención. Podemos basarnos en cualquier factor motívico: un intervalo concreto, un ritmo, un acorde, una escala, etc...


En la siguiente entrada explicaremos las distintas formas de desarrollar un motivo.

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