ESCRIBIR EN EL IDIOMA DEL PIANO

¿Cómo escribir de una forma "idiomática" para el piano? Se trata de un instrumento polifónico y es un reto para todo compositor.

No es necesario ser un buen pianista para escribir buena música para piano.
La mayoría de los grandes compositores desde Bach en adelante eran excelentes pianistas, por lo que sabían muy bien lo que estaban haciendo.
Sin embargo, no es obligatorio ser un buen ejecutante de un instrumento para escribir bien música para él. De hecho muchos grandes compositores que fueron excelentes pianistas también escribieron para toda la orquesta, y no podrían tocar todos los instrumentos. Desde luego, el poder interpretar con un instrumento es una buena base para componer para el miso, pero no es algo esencial.
Ravel y Ligetti no eran virtuosos del piano, pero escribieron magistralmente para el mismo.
Brahms pidió consejo para la parte solista de su concierto para violín y orquesta (op. 77).
Dicho esto siempre será recomendable tener nociones de la práctica del piano, la escritura será más intuitiva e idiomática.

Tener presentes los intervalos.
Todo el mundo se da cuenta de que entre el dedo pulgar y el índice hay un espacio más grande que entre los demás dedos. ¿Y qué?, se puede uno preguntar...
Un acorde con notas adyacentes que debe ser interpretado por el pulgar e índice resultará difícil si hay, a la vez, un intervalo grande entre el índice y el resto de los dedos. El primer acorde en el ejemplo es muy complicado, o imposible para algunos pianistas. En el segundo acorde, el salto entre el pulgar (1) y en índice (2) hacen que sea más sencillo, siempre que el pianista alcance la novena. En el tercer acorde se muestra un "truco" que puede, en ocasiones, solventar estos problemas: se pueden tocar dos notas adyacentes con el pulgar siempre que sean dos notas blancas. Esto funciona en acordes compactos, pero no en arpegios y se puede indicar con un corchete.
Aunque estos ejemplos son para acordes compactos, los mismos principios sirven para los intervalos entre acordes arpegiados.
                              

                                              Muy difícil        Fácil                 Fácil    



Recorrer todo el piano.
Hay 88 teclas, pero solo 40 están representadas entre el Fa inferior en pentagrama en clave de Fa y Sol# superior en el pentagrama en Sol. Si limitamos nuestra escritura a ese rango, estamos utilizando solo el 45% del registro del piano.
Sugerencia 1: no limitarse por sistema al rango que se deriva de los pentagramas. Antes de escribir el acorde, melodía, arpegio, etc..., probar en todos los registros y decidir el que suena mejor. Indicar donde haga falta 8va, 15ma tanto para subir octabas como para bajar.
Sugerencia 2: además del estándar "mano izquierda pentagrama inferior, mano derecha pentagrama superior", considerar otras opciones, con las indicaciones pertinentes:
  • Ambas manos en el pentagrama superior.
  • Ambas manos en el pentagrama inferior.
  • Separar ampliamente ambas manos.
  • Aproximar ambas manos. 
  • Cruzar manos.
  • Manos correlativas: un gran arpegio o escala en el que se van turnando las manos para su ejecución.


Texturas y patrones.
La textura musical es el conjunto de elementos combinados (melodía, ritmo, armonía) que determinan la cualidad del sonido en una composición.
Decidir el tipo de textura a utilizar e intentar mantenerla consistentemente a lo largo de la sección o de toda la pieza si es corta. Trabajos más extensos requerirán múltiples cambios de textura
La elección es, por supuesto, del compositor, pero es buena idea estudiar las texturas de diferentes partituras para piano y tomarlas "prestadas". Tampoco hay que saturarse revisando estas cuestiones, será más fácil dirigirnos a estudiar texturas de partituras que nos resultan atractivas, que toda partitura que caiga en nuestras manos.
Los patrones se usan con frecuencia especialmente en el acompañamiento. Algunos ejemplos son el bajo Alberti (patrón repetitivo basado en un acorde roto), patrones de acordes estilo vals, diferentes figuras en arpegio como en los preludios en Do mayor y en Do menor del Clave Bien Temperado, o los más dificultosos en el estudio en C mayor de Chopin.
No es obligatorio utilizar patrones, por supuesto, pero hemos de pensar que los patrones idiomáticos son sencillos para la memoria "muscular" y para ejecutarlos.
Cambios frecuentes de patrón pueden ser un reto para el ejecutante porque hay más información que procesar. Sin embargo, la música se vuelve monótona si un patrón continúa demasiado tiempo,m sonando predecible. Por este motivo, el bajo alberti en la famosa Sonata "fácile" en Do mayor de mozart K. 545, se usa durante 4 compases y después se abandona hasta más tarde.

Por otra parte, varios preludios del Clave Bien Temperado de Bach mantienen el mismo patrón durante toda la pieza, en una especie de patrón minimalista. En realidad, la percepción por parte del oyente de si un patrón dura demasiado tiempo depende del contexto y del desarrollo de la obra. En el caso de los preludios de Bach la progresión armónica es la que mantiene el interés durante la pieza.

Para los compositores noveles este tema puede ser complejo de resolver: bien cambian los patrones demasiado frecuentemente, sonando inconsistente (por ejemplo cambiar el patrón en medio de una frase), bien lo mantienen mucho tiempo y, repentinamente, se cambia si mucha lógica.
Pensemos que los patrones contribuyen a dar consistencia a la estructura de la música.
Ejemplos de patrones y texturas (Bach, Mozart, Chopin):




Conexión cinestésica.
Mantener una conexión táctil con el piano ayudará ad esarrollar una escritura más idiomática.

  • La idea es qué sensación produce nuestra música, no cómo suena sin más.
  • No dejar, por tanto, que suene sólo en el software de notación.
  • Probar nuestra composición al piano (aunque no podamos ejecutarlo correctamente).
  • Probar en el piano obras de los grandes autores para observar cómo desarrollan el idioma pianístico.
Los fuegos artificiales.
Nos referimos a ese tipo de composición o pasaje muy rápido, en forte, pasajes muy complicados... Al estilo Liszt o Rachmaninoff. Este tipo de virtuosismo puede ser inadecuado para el escritor novel. Hay mucho que se puede expresar de forma simple ("Todo debe ser lo más simple posible, pero no más simple que eso", Einstein).
Tampoco quiere decir que nunca compongamos este tipo de música virtuosa. Muchos compositores que lo hicieron eran grandes pianistas (Liszt, Chopin, Albéniz, Rachmaninoff, Brahms, Prokofiev...) pero otros no eran capaces de interpretar al piano lo que componían (Ravel, Ligeti).


Octavas: ¿para qué?
Algunas líneas de bajo pueden ejecutarse en octavas si el movimiento no es rápido. De todas formas, no hay que hacer de esto un hábito (ni para la mano izquierda ni para la derecha) pues el oído se cansa de escuchar octavas constantemente. Una o ambas manos en octavas puede ser efectivo para resaltar la melodía o para darle más volumen. Pero son mucho más efectivas si se utilizan ocasionalmente, reservándolas para momentos más dramáticos.
Si queremos doblar la línea melodica en octavas, considerar hacerlo usando ambas manos y separando la melodía dos (o más) octavas, el efecto es muy diferente si se dobla a una octava y, en este último caso, es más difícil de tocar.

Siempre hay que tener un buen motivo para escribir una línea en octavas. La principal razón puede ser que queramos un sonido más potente, o bien que deseemos un color diferente; en este caso probar con las octavas separadas (una, dos, tres...) usando ambas manos, cada caso nos dará un color diferente.
El penúltimo ejemplo de abajo ("prácticmente imposible") podría ejecutarse si las notas son largas, también ayuda que el patrón sea reconocible (por ejemplo escala cromática ascendente).




Pedales.

Recurso muy importante para el tratamiento idiomático del piano.
Dada su complejidad lo dejamos para otra entrada más adelante.



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