LÍMITES INTERVALOS BAJOS E IMPLICACIONES

Estos son unos ´límites" arbitrarios que se refieren a cómo se puede posicionar un intervalo en el registro bajo para que su sonoridad sea clara o, al revés, no se vea "enturbiada" por el cruce de armónicos entre las dos notas del intervalo.

En general, los intervalos consonantes pueden tocarse más bajos (unísonos y octavas sin límite) e intervalos como la quinta perfecta, más resonantes, también más bajo.

Existen diversas tablas que, como hemos dicho, no son absolutas, pero sí orientativas. Por ejemplo:

Desde luego, estas pautas se pueden saltar, incluso a propósito, con fines expresivos.
Pero es una buena referencia para todo tipo de composición "estándar".

Compárese los primeros 4 compases con los 4 segundos.


Este concepto o técnica es relativamente fácil tenerla en cuenta cuando usamos pocos instrumentos, o un instrumento solo como el arpa, el órgano, el piano. Ya que podemos controlar los "voicings" mucho más directamente.

En este fragmento hemos añadido un bajo. Observemos como en la primera parte interfiere totalmente con los intervalos en los rango bajos e, incluso, llega a sonar cacofónico. Una mejor distribución de las voces suaviza el sonido.



Conforme vamos complicando las instrumentaciones de nuestras composiciones hemos de tener en cuenta esto, lo cual a veces "se nos puede pasar por alto" debido a varios factores: al combinar instrumentos distintos, tenemos que tener claro cuáles son sus registros sonoros, a veces la partitura está transpuesta una octava, por ejemplo, y pensamos que un instrumento está tocando una nota y, en realidad, toda una nota una octava más abajo. También hay que tener cuidado con los distintos timbres de los instrumentos. Por ejemplo un timbal afinado puede interferir con un contrabajo, o con una tuba.

Fijémonos en algunos fragmentos del adagietto de la 5ª sinfonía de Mahler orquestada para orquesta de cuerdas y arpa, especialmente la relación entre el registro bajo violoncello y contrabajo.

Observemos aquí como las relaciones interválicas entre estos instrumentos se reducen casi a la octava-unísono (Do). El contrabajo figura en el último compás una quinta (Fa-Do) dentro de los limites permitidos.

Efectivamente, en el entorno rico orquestal hemos de tener bien presente esta cuestión y, muchas veces, agrupar los instrumentos de registro bajo con la idea de ganar potencia o colores diferentes, es decir, los grupos de instrumentos se apoyan unos en otros, más que formar armonías complejas, dejando esto para otra capa o sección.
Por ejemplo, en esta pieza, el bajo tan potente es una suma de contrafagot, timbal, tuba, trombón bajo y contrabajo... Pero van todos al unísono u octava, no hacen entre sí armonizaciones que pueden caer en ese enturbiamiento del que hablábamos al principio.


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