03. SISTEMAS ARMÓNICOS GENERADOS POR ESCALAS Y MODOS: TONALIDAD Y MODALIDAD

 Este material es parte de un mini tratado cuyo índice está aquí: INDICE


   Un sistema armónico es tonal cuando los acordes que lo conforman guardan relaciones jerárquicas entre ellos, existiendo acordes de tónica, subdominantes y dominantes. En el sistema tonal, cada acorde utiliza unas notas propias del acorde, unas tensiones disponibles, y no debe utilizar ciertas notas llamadas “a evitar” porque, generalmente, anulan la funcionalidad del acorde o crean una disonancia desestabilizadora muy potente.

    Los sistemas armónicos modales (derivados de los eclesiásticos) funcionan de otra manera. No existen funciones tonales (acordes de tónicas, subdominante, dominantes). Existen acordes de reposo (tónica), acordes cadencia-les, y acordes a evitar (porque hacen que la sonoridad suene al modo mayor). Cada modo tiene unas notas características que le dan su personalidad propia. Las variaciones armónicas (quizá no se les deba llamar progresiones) son mucho menos frecuentes, incluso mínimas. El predominio de la composición es lineal (melódico) sobre acordes “estáticos”. Tampoco existen notas a evitar en ningún acorde.

    No vamos a entrar en detalle, en este momento, en las particularidades de estos siete modos. Pero estos conceptos nos van a servir para abordar la armonía en cualquier escala sintética o exótica. De la misma manera que en los siete modos tradicionales no existen funciones tonales en la armonía, entendida des-de un punto de vista clásico, en el uso de las escalas-modos puede ocurrir lo mismo. 

    Algunos autores se aproximan a la utilización de todas estas escalas des-de una perspectiva tonal-funcional. Es decir, buscan en ellas acordes que funcionen como acordes de tónica y otros como dominantes. Es una manera de en-tender estos sistemas armónicos. Sin embargo, pienso que es mucho más interesante y productivo entenderlas de una manera distinta a esas relaciones tonales-funcionales. Muchas veces, parte de los acordes que generan las escalas son inestables y resulta complicadísimo conseguir que se escuchen relaciones funcionales, por lo que algunas escalas son descartadas por “impracticables” (y desde luego, nada es imposible).

    Más que buscar relaciones dominante-tónica, es preferible buscar relaciones cadenciales. Dicho de otro modo, secuencias de acordes que suenen a una “resolución” hacia un acorde de “reposo”. Y este “reposo” lo entrecomillamos porque en ocasiones dicho acorde es, por definición, inestable, pero siendo el acorde I, se sobreentiende como centro de la escala. De esta manera, conseguiremos que una escala cualquiera suene de forma genuina, y no suene a música tonal (mayor o menor), que es la tendencia más sencilla para la percepción general. Y yendo más lejos, cuando una escala incluya acordes que entre sí formen un patrón V7 – I, o V7 – Im, y el acorde sobre el que se resuelve no sea el centro de la escala, es preferible evitar estas secuencias de acordes.

    Imaginemos la siguiente escala (de momento no le pondremos nombre, y aunque no se comprenda totalmente cómo funciona, sirva de ejemplo): 

A – B - C – D# - E – F# - G

    Esta escala genera los siguientes acordes tríadas y cuatríadas (superponiendo terceras):

Am – B – C – D#(b5) – Em – F#(b5) – G+

Am7 – B7 – Cmaj7 – D#dim7 – Em(maj7) – F#mb5 – Gmaj7+

    En dicha escala, el centro de la misma, es el Am (el acorde I). Debido a que no hay acordes dominantes sobre Am (el V grado es menor: Em) y a que existe la posibilidad de la secuencia B7 – Em, o D#dim7 – Em, resulta complicado evitar que esta escala armonizada suene a Mi menor. Para ello habrá que evitar la secuencias anteriores y buscar alternativas para resolver sobre Am (por ejemplo G+ - Am). De hecho, si ordenamos la escala desde el grado V (sería su V modo): E – F# - G – A – B – C – D#..., nos encontramos con la escala E menor armónica, que es la que nuestro oído tenderá a escuchar en todo momento (véase el Ejemplo sonoro 02).

En algunos casos podemos estar ante escalas artificiales cuya armonización resulta “impracticable” desde cualquier punto de vista, por lo que se podrá tratar como una escala de armonización “libre” similar a las escalas atonales, lo que no significa armonizar al azar sino crear armonías con la escala que sean más o menos consonantes y disonantes y permitan el fluir armónico.


    Como conclusión a este respecto, tenemos varias posibilidades para tratar y utilizar una escala:

  • De forma similar a una escala funcional, cuando existan relaciones armónicas que rememoren la progresión subdominante – dominante – tónica. En estos casos la sonoridad recordará a la escala mayor o menor relacionada.
  • De forma similar a una escala modal, en la cual no hay acordes subdominantes – dominantes – tónica. En estos casos buscaremos acordes cadenciales sobre el acorde de tónica. Existen métodos para identificar es-tos acordes, que se explicarán más adelante en el apartado de armonización.
  • De forma similar a escalas atonales libres, aunque no se trate de escalas de este tipo en realidad.


Finalmente, recordar dos puntos:

  • Las anteriores aproximaciones pueden combinarse y usarse en una misma composición.
  • También es posible utilizar la escala en la parte melódica y armonizar con acordes del modo mayor o de otra escala.


Comentarios